Apenas unos días después del 25 de mayo 1810, la flamante Junta de Gobierno creó La Gazeta de Buenos Ayres, dirigida por Mariano Moreno y en la que asiduamente escribían personajes de la talla de Manuel Belgrano y Juan José Castelli. Cada 7 de junio en nuestro país celebramos el Día de los y las Periodistas, en conmemoración de la fundación del primer periódico de la etapa independentista.
Hoy, a 210 años de ese acontecimiento, está claro que el contexto es totalmente distinto. Pero sin forzar la historia podemos esbozar una idea que describe nuestra actualidad y también lo que vivieron los patriotas de mayo: la comunicación siempre es fundamental, y en épocas convulsionadas, mucho más.
En tiempos donde los datos fluyen por todos los medios de forma permanente, el ejercicio profesional del periodismo es un desafío constante. Producir información de calidad y transmitirla de forma precisa, para muchos es un arte cuasi extinguido frente a la explosión de las fake news y los portales cuya especialidad es la tergiversación y el sensacionalismo.
Al incorporar la pandemia a la ecuación tenemos cartón lleno. La incertidumbre y la desinformación son daños colaterales que el COVID-19 va dejando a su paso. Una pequeña frase puede resumir lo que digo: todos queremos saber más sobre un virus del que se conoce poco. En estas circunstancias, donde hay terreno fértil para la mentira y la manipulación de la angustia de la gente, la prensa responsable y especializada es más necesaria que nunca.
En países como China y Hungría, la crisis del coronavirus ha exacerbado regímenes autoritarios preexistentes y los gobiernos han ordenado detenciones arbitrarias de periodistas y la intervención de redacciones. Además, la ONG Campaña Emblema por la Prensa informó que la mitad de los periodistas fallecidos a causa del virus (62) eran de América Latina, siendo el hermano país de Perú el más afectado, con 20 víctimas. A veces, el costo de informar es la vida misma.
Aquí en Argentina, esta semana, el exministro de la Corte Suprema Eugenio Zaffaroni, manifestó sin titubear que los medios de comunicación son “un partido único como el de Hitler”. El intento deliberado de demonizar la libertad de prensa y desprestigiar el pensamiento crítico duele e indigna tanto como la banalización del nazismo. En este clima enrarecido y hostil trabajan miles de periodistas en nuestro país.
En este tiempo incierto y aciago, el desafío máximo de cada persona que ejerce la tarea de comunicar es desarrollar historias a partir de hechos y no de opiniones. Sustentar cada concepto en evidencia científica en lugar de especulaciones. Parece fácil pero no lo es. Progresar en una profesión que exige una dedicación tremenda, con un nivel de exposición muy alto, muchas veces en condiciones laborales inadecuadas, nunca es sencillo.
La demanda de noticias de calidad para resolver inquietudes y alejar temores ha crecido enormemente. Al mismo tiempo, la publicidad en el papel y los diarios digitales —una entrada de dinero fundamental para los medios— ha disminuido producto del deterioro económico generalizado. En otras palabras, el periodismo serio no es un recurso inagotable.
Debemos ser conscientes del esfuerzo que hacen tantos periodistas y comunicadores. Valoremos la información de calidad que consumimos todos los días. Detrás de cada nota y de cada artículo hay muchas horas de trabajo.
Les deseo un muy feliz día a todos los periodistas que aman su profesión y la llevan adelante con la pasión, el profesionalismo y la independencia que toda democracia sana necesita.